miércoles, 18 de noviembre de 2009

El PP es un partido enemigo

Un buen amigo que sabe de esto de titular noticias y del sentir de los lectores de izquierda, me pidió hace unos días que cambiara el título de este artículo. En un principio se iba a llamar “El PSOE es un partido enemigo” pero, tras leerlo, me disuadió que le cambiara las siglas, para dejarlo tal y como aparece ahora: “El PP es un partido enemigo”, porque así iban a acceder –me dijo- mucha más gente a leerlo. Incluso me puso algunos ejemplos de medios alternativos donde hay más lectores para noticias donde la corrupción es del PP y se ilustra con la cara de Aznar, que cuando es la del PSOE con el retrato de Zapatero.


Y me lo dijo desde el convencimiento que a las personas de izquierda, aquellas que de verdad aborrecen el capitalismo y cada una de sus miserias, les duele reconocer que el PSOE es su enemigo. Intentan desesperadamente ver diferencias que justifiquen que, al fin y al cabo, no es lo mismo, que hay matices, alguna que otra ley por aquí, algún derecho por allá, y que el PP sí que es aborrecible sin más. De otra forma, sería como pensar que somos tan pero tan pocos, que se asustarían.


El análisis debería abordarse desde una perspectiva de clase, y decir que el PP es el partido de la burguesía clásica, con apego al nacional-catolicisimo y a los valores más retrógrados, con votantes nostálgicos del franquismo; y que el PSOE es un partido de las clases medias urbanas, de funcionarios, de sectores subvencionados para que no hagan barullo, que es votado por trabajadores con un profundo desclasamiento, y por la nueva burguesía surgida al albur del acomodo de España en el imperio de la Unión Europea, eso sí, barnizado con modernidad y diseño, para que sea más digerible.


Una conocida afiliada del PSOE me decía hace unos días, al comentarle que era muy sintomático que la principal plaza de la ciudad la ocupase una estatua ecuestre de Primo de Rivera, que con el PP sería peor porque habría una de Franco y otra de Mussolini. Con esa idea de que el PP siempre lo hará peor, vive el voto de millones de personas (para mayor gloria de gentes con hermoso patrimonio, que se ríen de la crisis, como esta afiliada a le que a estas altura le da igual Primo de Rivera que su hermana). El análisis de las políticas económicas coincidentes en PP y PSOE, es tapado por las bodas gays, y el apoyo de ambos a la OTAN, los borbones y la gran banca, es algo que hay que olvidar para hablar de Iraq y Aznar. Si el PP privatiza es porque son neoliberales, pero si lo hace el PSOE es para dinamizar la economía. Si el PP firma acuerdos con la cúpula fascistoide de la iglesia católica es que forman parte del mismo entente, pero si lo hace el PSOE es para que no haya descontento. ¿Cuántas veces hemos oído esto?


Con respecto a los medios de desinformación masiva pasa lo propio, si la información es de El País, la SER o Público, parece que tiene más legitimidad que si se hace desde El Mundo, la COPE o Libertadigital. Es como si el primer bloque fuese más cercano a nosotros, ¿verdad? como si por su sangre pro-sistema corriese aún algo de color rojo. Una falacia.

La misma persona que me dijo lo del título, comentó que para él, en este momento, el llamado mundo progre (con el PSOE y sus medios) es mucho más peligroso que el de la derecha, porque utiliza una supuesta cercanía para apuñalarte, porque siempre está disfrazado, los otros, en cambio, están en la otra trinchera tal cual son; los progres conocen nuestras virtudes y miserias (muchos de sus ejecutores son gente de izquierda arrepentida, renegada y, finalmente, abducida por el sistema) y nos machacan, con talante y sonriendo, con el voto útil y el apoyo crítico, pero nos machacan; los otros son los enemigos de siempre, no hay duda, se reconocen con facilidad y sino, nos lo recuerda El País del domingo. Y me invitaba a pensar en las movilizaciones que habría en este país con un 19% de parados si gobernase el PP.


Hasta que la izquierda no supere esta etapa de dependencia con “el hermano mayor a veces un poco descarriado”, no podrá desarrollar un proyecto autónomo. Un proyecto que ubique a ambos, PP y PSOE, en la trinchera enemiga, sin perderse en buscar matices que en el fondo son señuelos para que nos dividamos. Por eso, el papel de algunas organizaciones políticas y sindicales como meros bastones del PSOE, resulta abominable. Se convierten, muy a pesar de miles de militantes honrados, en meros mamporreros para que sus dirigentes y las propias organizaciones puedan seguir sobreviviendo (económicamente). Pactar con alguno de esos dos partidos es mancharse pero, sobre todo, retrasar el resurgimiento de una izquierda de clase y combativa, tan necesaria en este momento de crisis del sistema capitalista.

Fuente :
Jorge López Ave / insurgente.org

lunes, 9 de noviembre de 2009

Muros ruidosos, muros silenciosos

Desde su construcción, en 1961, en plena Guerra Fría, el Muro de Berlín fue noticia diaria. Día tras día, año tras año, los medios occidentales de comunicación nos «informaron» sobre el mismo: el muro de la vergüenza, el muro de la infamia, el telón de acero, los muertos al intentar huir, la maldad intrínseca del comunismo... Cuando se inició su caída, el 9 de noviembre de 1989, el acontecimiento fue retransmitido hasta el hastío y celebrado en directo como la victoria del «mundo libre», y, de paso, como el triunfo definitivo del capitalismo. Marxismo, socialismo, lucha de clases, imperialismo, explotación... todo eso eran antiguallas ante el famoso «fin de la historia» de Francis Fukuyama, que proclamaba que un pensamiento único, el «pensamiento de mercado», se mantendría hasta el final de los tiempos: la historia, entendida como conflicto, había llegado a su fin.
Veinte años después, la Unión Europea conmemora el evento con multitud de festividades y hasta subastas de trozos de hormigón de la pared en cuestión, cuyo derrumbe nos trajo, al parecer, la «libertad». Pero ocurre que el aniversario coincide con la gravísima crisis acarreada por ese «fundamentalismo de mercado», como lo llama Hobsbawn, vencedor tras la caída del muro berlinés, que ha traído consigo la liberalización financiera y el desplazamiento de la voracidad capitalista al mundo entero. Y que, además, concuerda con la ratificación del Tratado de Lisboa que, en plena supuesta crisis del modelo, refuerza la Europa neoliberal, aumenta la militarización y la exclusión, subordina el bienestar y la justicia social a la tiranía del Producto Interior Bruto, endurece las políticas represivas y, ya que de muros hablamos, acelera la construcción de la «Europa Fortaleza», es decir, crea infranqueables muros, reales o virtuales, que cierran fronteras, violan el derecho de asilo, criminalizan a los inmigrantes y los encierran hasta su expulsión en centros de internamiento, verdaderos agujeros negros del Estado llamado de derecho que impulsa la directiva europea conocida como la «Directiva de la Vergüenza».
Pero de esos muros no se habla, o se habla poco: son muros silenciosos. Son muros mucho más largos, altos, dañinos y mortíferos que el de Berlín; pero son muros silenciosos y, a menudo, son muros admitidos e incluso aplaudidos.
En los 27 años que se mantuvo el muro berlinés, hubo 79 muertes, de las que se nos informó una tras otra, hasta la saciedad: eran víctimas del comunismo. Entre 1989 y 2007 han fallecido, que se sepa, 15.000 inmigrantes frente a las fronteras europeas; 15.000 muertes ejemplarizantes, al parecer, de las que, según el tono que de los informativos se extrae, son culpables los propios fallecidos; no víctimas. No olvidemos que en la Unión Europea la libre circulación es para capitales, empresas y mercancías; no para personas que huyen de la miseria y las guerras, de las que Europa es, sin duda, responsable. Y que para ocultar esa realidad ahí está esa otra forma de muro, el muro mediático e ideológico, que invisibiliza la tragedia, separa y justifica, y convierte en meros números estadísticos a todos esos representantes de los «condenados de la tierra» como los llamaba Franz Fanon; incluidas mujeres embarazadas y niños.
Ese muro «invisible» justifica las vallas de seis metros de altura de Ceuta y Melilla, con su tecnología sofisticada, sus cámaras infrarrojas y sus difusores de gases lacrimógenos, y en las que el «uso desproporcionado de la fuerza» ha causado decenas de muertos... que, al parecer, no merecen la categoría de «víctimas» de la «política securitaria» de la Unión Europea, en la que colabora el Estado español en colaboración con el régimen de Marruecos... Ése que recibe ayudas millonarias por controlar la inmigración y que, hace cuatro años, abandonó en el desierto sin comida ni agua a 500 subsaharianos...
Ese muro «invisible» posibilita la ocultación de ese terrible muro marroquí de 2.700 km., construido hace 20 años por Rabat para saquear los yacimientos de fosfatos y la riqueza pesquera, y perpetuar la ocupación y represión del pueblo saharaui. Esa zona militar de vallas, búnkers y alambradas, vigilada por miles de soldados, está «protegida» por miles de millones de minas antipersona, que en teoría prohíben las convenciones internacionales pero que diariamente causan muertos y heridos... muertos y heridos que, por misterios de la semántica (¿o quizá de la economía o la geoestrategia?), tampoco alcanzan la superior categoría de «víctimas», en este caso del terrorismo marroquí.
Esa barrera «invisible» (pero muy elaborada) permite a Israel seguir ampliando los muros del apartheid en la Palestina ocupada, crear bantustanes en Cisjordania, continuar con los asentamientos ilegales, realizar bloqueos, hurtar el agua y aplastar y asesinar al pueblo palestino como durante la ofensiva de la franja de Gaza (1.500 muertos). No importa que la Corte Internacional de Justicia de La Haya haya ordenado detener la construcción del muro dentro de los territorios ocupados y desmantelar lo ya levantado. El lobby israelí-norteamericano pesa lo que pesa y, mientras ser declarado criminal de guerra serbio o serbobosnio y juzgado como tal es relativamente sencillo, los crímenes de guerra israelíes no son de momento ni juzgables ni punibles... que para eso están el derecho a veto de EEUU en la ONU y otras «insuficiencias» de la legislación internacional. Y es que tanto la categoría de «víctima» como la de «terrorista» o la de «criminal de guerra» dependen del color del cristal con que miren los que mandan. Todos sabemos que Bush, por poner un ejemplo, es un criminal de guerra; y también sabemos que jamás le van a juzgar... ni a Aznar, el «gran aliado de la superpotencia en genocidios y masacres», como le llama Fidel Castro. Como sabemos que a ese Obama que mantiene el centro de detención de Guantánamo, y apoya la «guerra sin fronteras» del Pentágono, la construcción de nuevas bases militares en Colombia y el aumento de la ayuda militar a Israel le han dado el Nóbel de la Paz, convirtiendo sus guerras en «acciones humanitarias».
Apoyados por esos muros ideológicos, económicos y raciales que los medios de comunicación contribuyen a hacer o deshacer, potenciar o invisibilizar, alentar o criminalizar, en los Estados Unidos de Obama, los más de mil kilómetros de muro construidos para impedir el flujo migratorio de México a EEUU no han hecho sino desviar las rutas de cruce hacia el desierto y aumentar el número anual de migrantes muertos (van por los 400 al año). Es lo que llaman (que para todo tienen nombre) la política de prevención por medio de la disuasión; es decir, levantar barreras cada vez más sofisticadas e infranqueables para obligar a la gente a atravesar por las zonas más peligrosas con el objetivo de que las numerosas muertes disuadan a los próximos migrantes. Si a esto le añadimos el hecho demostrado de que con los indocumentados interceptados se cometen todo tipo de violaciones de los derechos humanos por parte de la policía fronteriza y que las mismas quedan impunes en su mayoría, pues no hacemos sino confirmar, una vez más, que el eco que se hace de los «muros de la vergüenza» y la consideración de víctimas o de simples ilegales/indocumentados/huidos que se otorga a quienes los padecen tiene directamente que ver con su procedencia, clase social y/o carácter de su migración.
Y aún hay otros muchos más muros que han «sustituido» al de Berlín, pero que se ocultan tras los muros de incomunicación mediática: el conocido como «muro de Berlín de Asia», que se extiende por casi la mitad de los 2.900 km. de línea fronteriza entre India y Pakistán y que Nueva Delhi piensa seguir construyendo, con la aquiescencia de EEUU, interesado en potenciar las divisiones entre Pakistán y la India; la barrera de seguridad de 9.000 km., la más larga del mundo, que convierte a Arabia Saudita en un reino amurallado; el muro anti-inmigración entre Botswana y Zimbabe; los que han levantado en Bagdad entre los barrios de mayoría chiíta y los de mayoría sunita; el que divide Chipre de norte a sur; los 1.100 km. de alambradas reforzadas con sembradíos de minas antipersona colocados por Kirguistán; y, cómo no, todas esas gated communities (barrios cerrados) discriminatorias, custodiadas por hombres armados, que se extienden por el mundo entero y cuyo paradigma podrían ser esos muros que están construyendo en Río de Janeiro para separar las zonas empobrecidas de favelas de las de mayores recursos...
Veinte años después, los muros de Berlín se han multiplicado por todo el planeta; los visibles y los invisibles; los reales y los simbólicos; los que separan a los pobres de los ricos; los que aíslan a ciertos países en base a su poco interés económico... los que segregan para aplastar a pueblos y lenguas minoritarias, como ocurre en Euskal Herria, donde, con el increíble cuento de «proteger el castellano», están colocando una vez más al euskara en la pendiente de la marginación y la desaparición.
Veinte años después, todos esos muros no demuestran sino el fracaso del poder y sus gobernantes en sus políticas migratorias, sociales, laborales y de defensa de los derechos de los pueblos. Al pueblo nos corresponde conducirles por la vía del diálogo, el acuerdo y la negociación.
Fuente: kaosenlared.net

jueves, 5 de noviembre de 2009

La dictadura de los banqueros

El poder político real es ejercido a nivel mundial por un pequeño grupo de individuos sin escrúpulos que se encuentra en EE.UU., un país gobernado por dirigentes de sociedades secretas, que coincide que son los dueños de los seis principales bancos. Este pequeño grupo dirigente constituye el cerebro que domina el mundo”.

Louis de Brouwer, consultor de la ONU-UNESCO.

En las manifestaciones con motivo de la huelga general del pasado 19 de marzo en Francia, la pancarta de cabecera rezaba: “El pueblo antes que los banqueros”. En EE.UU. la furia popular se ha desatado hasta el punto de que se aconseja a los dirigentes de bancos y de AIG que no salgan a la calle con nada que les pueda identificar. En Inglaterra tambien se ha desatado la caza del banquero: Fred Goodwin, consejero delegado del Royal Bank of Scotland, se halla en paradero desconocido despues de recibir amenazas. El pueblo, empobrecido y airado, empieza a identificar al enemigo.

Los ciudadanos asisten estupefactos al espectáculo de unos gobernantes que esquilman las arcas públicas para salvar a una banca que no responde ante ellos, ni ante nadie, sobre el destino del dinero que reciben; unos gobernantes que parecen impotentes o resignados ante ella. La razon de esa parálisis-sumisión es porque, en su inmensa mayoría, están puestos ahí por ella, que los coopta o financia sus campañas electorales (Sarkozy y Gordon Brown son protegidos de la banca Rostchild; y Obama está virtualmente secuestrado por Wall Street); los pocos restantes están estrechamente “vigilados”. Son los gobiernos, pues, los que responden ante la banca y no al revés. Por otra parte, los bancos centrales, supuestamente independientes, son, en realidad, tentáculos del clan banquero para consolidar su poder mundial, y tampoco responden ante nadie ni son elegidos democráticamente (el analista mexicano Alfredo Jalife Rhame se refiere a ellos como “la dictadura centralbanquista”).

No existe en las constituciones ni en los programas electorales de los países con economía de mercado ninguna ley o principio que diga que cualquier empresa privada puede quebrar excepto los grandes bancos, ya que -hayan hecho lo que hayan hecho- “son demasiado importantes para dejarlos caer”. Una declaración semejante supondría una arbitrariedad y una vulneración de las reglas de dicha economía de mercado, salvo que se considerase a los bancos rescatados como empresas semipúblicas, bajo control, por tanto, del Estado; pero en el neoliberalismo la nacionalización de la banca está, por principio, excluída. Y sin embargo el lema -no declarado- “la banca primero” ha estado como una regla de oro detrás del comportamiento de todos los gobiernos occidentales, que saquean sin pudor los fondos publicos (¿no deberían ser procesados por malversarlos?) como si el reflotamiento de la banca privada constituyese una prioridad sobre cualquier otro problema económico o social. Las reticencias para salvar a la General Motors, empresa emblemática de la industria estadounidense, contrastan con la ayuda inmediata e incondicional recibida por el Citibank, ejemplo perfecto de banster (banco ganster). Este inicuo salvamento de los victimarios con dinero de las víctimas, dejando a éstas en el más completo desamparo, no tiene precedentes en la historia de las modernas democracias y desvela que los gobiernos neoliberales son meros instrumentos de una, hasta ahora camuflada, dictadura de Los Banqueros (con mayúscula, para referirnos a la gran banca, pues la pequeña está siendo absorbida por ésta).

El crédito bancario asequible es fundamental para el funcionamiento de la economía productiva capitalista. Su corte brusco y prolongado –y la inoperancia de los gobiernos- está dejando miles de pequeñas y medianas empresas quebradas y millones de trabajadores en paro. Cuando, tras un largo rescate -el Banco de Inglaterra prevé una década de resaca bancaria- vuelva a fluir habrán desaparecido muchos de los que lo necesitaban y los daños económicos y sociales serán cuantiosos e irreversibles. La reciente reunión del G20 que, presidida por los que crearon la crisis (¡la zorra al cuidado de las gallinas!), se autoarroga la representación del planeta, mantiene el principio de “la banca primero” entre otras medidas para, previo maquillaje, reflotar el sistema y empobrecer más aún a la gente. Como dice Lyndon Larouche, las recetas del G20 “acabarán con el paciente”. Todo ello justifica el calificativo de Juan Torres López de “crimen contra la humanidad” aplicado a esta política.

Un poco de historia

La cita que encabeza este artículo corresponde a unas declaraciones hechas hace más de una década. Sin embargo, pese a la caída de Lheman Brothers (mas bién una estratégica “demolición controlada”) y la absorción de Merrill Lynch, no ha perdido actualidad: el clan de los grandes banqueros sigue siendo, básicamente, el mismo; y a la siniestra secta Bildelberg, presidida por ellos, se la señala como “gobierno mundial en la sombra”. Recientemente, Daniel Kaufman y Simón Johnson, ex economistas del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional respectivamente, denunciaban un “golpe de Estado” de la banca estadounidense, que en la última década corrompió a los políticos para que evitasen cualquier regulación o control de su actividad, propiciando la aparición de burbujas especulativas. Pero la historia de ese “golpe” viene de mucho más atrás.

Hay que remontarse al nacimiento de la FED (Reserva Federal Estadounidense) en 1913, una asociación de bancos privados que consigue asumir en régimen de monopolio importantes prerrogativas del Estado. Previamente, en el siglo XIX , la familia europea de los Rostchild había desembarcado en EE.UU. para asociarse con John Rockefeller I y formar un poderoso lobby de grandes banqueros e industriales en aquel país. A principios del siglo XX este clan ya había instalado allí diversas sucursales de lo que llamaron Federal Reserve Banks (conocida como la FED), una asociación de bancos privados con tal capacidad de presión que en aquel año consiguió del presidente Woodrow Wilson la autorización para emitir en exclusiva papel moneda con garantía del Estado y manejar los tipos de interés. Se dice que algún presidente que trató de revertir esta insólita situación murió en el intento. Cuando, después de la segunda guerra mundial el dólar sustituye al oro y deviene moneda-patrón, el poder económico-financiero de ese grupo de banqueros privados se expande internacionalmente. Este poder se multiplica hasta convertirse en la cúpula del poder capitalista mundial cuando, a partir de la crisis de los años setenta, la economía se financieriza y liberaliza (consenso de Washington) y el capital financiero pasa a dominar toda la economía productiva.

Como decíamos en otro trabajo, todo poder económico acaba convirtiendose en un poder político. En estrecha alianza con el poderoso complejo industrial-militar, la FED, en efecto, ha acabado controlando la política interior y exterior de la potencia mas grande del mundo: los Estados Unidos de Norteamérica. Ya lo predecía en el siglo XIX, con profética lucidez, uno de los padres de la patria norteamericana, Thomas Jefferson, cuando, a la vista de las intrigas de los banqueros, avisaba: “Pienso que las instituciones bancarias son más peligrosas para nuestras libertades que ejércitos enteros listos para el combate. Si el pueblo americano permite un día que los bancos privados controlen su moneda, los bancos y todas las instituciones que florecerán en torno a ellos privarán a la gente de toda posesión, primero por medio de la inflación, enseguida por la recesión, hasta el día en que sus hijos se despertarán sin casa y sin techo sobre la tierra que sus padres conquistaron”. En esas estamos: millones de estadounidenses duermen en carpas o en automóviles en las afueras de las grandes ciudades.

Para desarmar la dictadura

Como si de un anti Robin Hood se tratara, el G20 busca, con sus recetas, perpetuar la criminal succión de riqueza de abajo hacia arriba; es decir, robar a los pobres para ayudar a los ricos. Ello nos acabaría abocando, como avisan algunos analistas, a una situación neofeudal: todos los derechos y todo el poder económico concentrado en unos pocos que someten a la servidumbre a la inmensa mayoría de la humanidad. Creen poder ahogar su previsible rebelión con sofisticadas técnicas de control social y eliminando a una buena parte de ella con un “caos controlado”. Antes de que estos nuevos señores feudales -que, como los de la Edad Media, son tambien “señores de la guerra”- lleven a cabo sus criminales propósitos y consoliden su dictadura, tenemos que derribar los pilares en que asientan su poder. Esos pilares son cinco: la erradicación de la banca pública, la red de bancos centrales seudoindependientes, los paraísos fiscales, el patrón-dólar y, en última instancia, el poder militar.

Empecemos por los más problemáticos: los paraísos fiscales fueron objeto de una condena formal en la última reunión del G20, pero, en la práctica, seguirán funcionando en los centro del poder financiero, Estados Unidos e Inglaterra. No obstante, la conciencia de su carácter criminal se extiende por el mundo y, si persistimos en su denuncia, cada vez será mas difícil seguir operando con ellos. En cuanto al dólar, atraviesa también una profunda crisis (China, alarmada, pidió sustituirlo por “derechos especiales de giro” del FMI en el G20) y, a la larga, su papel es insostenible por su falta de respaldo y la proliferación de monedas regionales u otros medios de intercambio. Algunos analistas -como el citado Jalife Rhame- piensan que la banca “anglosajona-israelí” desencadenaría una tercera guerra mundial si viese la hegemonía del dólar directamente amenazada. No obstante, ésta sería inevitable con la deshumanizada mentalidad de estos banqueros-guerreros. Como dice Danielle Bleitrach, comentando un trabajo de Rémy Herrera en la revista Afrique-Asie, “las dimensiones económicas y militares de la crisis están estrechamente relacionadas: la guerra agrava los desequilibrios de la economía estadounidense que las altas finanzas tratan de resarcir por medio del saqueo y la guerra perpetua..”.

Mas viable, de forma inmediata, sería una ofensiva contra los otros dos pilares, empezando por la reivindicación de una banca pública sin ánimo de lucro y democráticamente controlada. Como decíamos al principio, la conciencia de la responsabilidad de la banca privada respecto a la grave crisis que padecemos se extiende por todos los países occidentales. La indignación no se circunscribe a las clases populares, sino que abarca también a pequeños y medianos empresarios, víctimas directas del recorte del crédito. Pese a que, previsiblemente, los gobernantes lacayos presentarán una resistencia numantina, no podrían mantenerla por mucho tiempo, pues, a medida que avance la penuria, la presión social les desbordaría: se trata simplemente de exigir que el dinero de nuestros impuestos venga en nuestra ayuda y no en la de la odiada banca. Se trata, como dice Michel Husson, de reivindicar el crédito como un servicio público. La consecución de este objetivo -para el que habría que desplegar y combinar todas las formas de movilización ciudadana- supondría un torpedo en la línea de flotación de la dictadura de Los Banqueros. Facilitaría, además, la ofensiva contra los bancos centrales “independientes”, con los cuales una banca nacionalizada devendría incompatible; y, posteriormente, contra los paraísos fiscales y los gastos militares. En la UE esta movilización debería hacerse en dos frentes, el nacional, el europeo; para intentar coordinarse después con EU, donde la indignación ciudadana es aún mayor.

Decía recientemente el ex congresista y ex candidato presidencial Ron Paul, uno de los pocos políticos estadounidenses que se ha pronunciado por el cierre de la FED, afirmando que es una organización secreta insconstitucional: “Nos acercamos no a un fascismo al estilo Hitler, sino a otro de apariencia más suave, que se manifiesta en la pérdida gradual de libertades civiles, en el que las corporaciones lo dirigen todo... y el gobierno está en la misma cama con el gran dinero”. Le faltó señalar una similitud con el hitleriano: con una confianza ciega en su siniestra “agenda oculta”, este neofascismo sueña también con un imperio que dure mil años. Pero como aquél -y como todos los imperios- nos llevará, si no lo desarmamos, a un escenario de barbarie y destrucción.

Fuente: kaosenlared.net

Otro chollo fiscal : SOCIMI

¿Saben ustedes lo que es una SOCIMI? Es que ustedes no leen habitualmente las páginas de los especuladores, también apodados en elegante "inversores", que andan estos días entusiasmados con el invento. Pues vean, vean:

Una SOCIMI es una Sociedad Anónima Cotizada de Inversión en el Mercado Inmobiliario, una nueva modalidad societaria creada por Ley 11/2009, de 26 de octubre (BOE del 27 de octubre). O sea, hace apenas unos días.

¿Cuáles son sus características? Una SOCIMI es una sociedad cuyo objeto social principal (al menos un 80% de su activo) ha de consistir en la adquisición y promoción de bienes inmuebles urbanos para destinarlos al alquiler. Su capital social debe ser como mínimo de 15 millones de euros (cantidad de la que es probable que no dispongamos ni ustedes ni yo en estos momentos) y los inmuebles (viviendas, locales comerciales y otros) que alquilen han de ser propiedad de la sociedad.

¿Cuáles son sus ventajas fiscales?

- Tributarán al 18% en el Impuesto de Sociedades en lugar del tipo general del 30%. Téngase en cuenta que en este caso no se trata, como en las SICAV, de las que tanto se ha escrito estos últimos meses, de un pseudo fondo de inversión con activos financieros, ni siquiera en teoría. Se trata de sociedades que harán negocios con inmuebles, un bien muy palpable. Y tampoco se exige un número determinado de socios.

- Los dividendos quedarán exentos de pago de IRPF cuando los socios sean personas físicas y no residentes y pagarán una cantidad reducida en el caso de que los socios sean a su vez sociedades mercantiles. Recuérdese que las rentas del capital ("rentas derivadas del ahorro") pagan en la actualidad el 18% y se supone que pagarán el 19 o el 21% si se aprueba la reforma anunciada por el gobierno. Pues los socios de las SOCIMI ¡nada de nada!

- Quedan eximidas del pago de Transmisiones Patrimoniales por cualquiera de sus operaciones societarias (constitución, aumento de capital, etc) y se les bonifica con el 95% (nada menos) en la adquisición de inmuebles.

- Se puede diferir la presentación del Impuesto de Sociedades al momento del acuerdo de la junta general de accionistas de distribución de beneficios.

- Se considerará como promoción inmobiliaria para estas sociedades la rehabilitación, para lo que se modifica la ley de IVA con el fin de que puedan disfrutar también de un IVA reducido.

Hay otras ventajas fiscales menores, pero con las enumeradas pueden hacerse ustedes una idea somera de por dónde van los tiros. Por si cupiese alguna duda, en la exposición de motivos de la ley queda meridianamente clara su finalidad. Se busca "proporcionar liquidez a las inversiones inmobiliarias, al ser éste un mercado que participa en el Producto Interior Bruto de las economías avanzadas en un porcentaje alrededor del 10 por ciento, si bien en España ese porcentaje se incrementa hasta cerca del 16 por ciento".

Pero ¿no nos habíamos convencido ya todos de que la desmesura e hipertrofia de nuestro sector inmobiliario era la causa principal tanto de la vulneración del derecho ciudadano a una vivienda digna como de la naturaleza particularmente grave de la crisis económica en nuestro país? ¿No habíamos concluido todos que era imprescindible un cambio profundo del modelo económico, abordando cuando menos su diversificación, para evitar una catástrofe mucho mayor en unos años? Pues no, nuestros gobernantes y en general nuestros parlamentarios creen que lo que hay que hacer es volver a inflar la burbuja, para que se recuperen los beneficios de los mismos golfos que nos llevaron al borde del abismo y, una vez recuperados, todos retornemos a la prosperidad de los conseguidores. Siguiendo con la lectura de la exposición de motivos de la ley de las SOCIMI (no me digan que el nombre no es ocurrente) la cosa se explica por sí sola: es la "rentabilidad estable" del inversor lo que se persigue.

Por supuesto, el chollo se justifica como una medida para fomentar el alquiler de vivienda (y lo de crear amplios parques de vivienda pública en alquiler ni se les pasa por la cabeza, desde luego; hasta ahí podíamos llegar). Pero si piensan ustedes en la cantidad de patrimonio inmobiliario acumulado por los bancos se darán cuenta de cuál es la verdadera musa del legislador.

Y, ahora, díganme. ¿Se habían enterado ustedes del nacimiento de estas Sociedades Anónimas Cotizadas de Inversión en el Mercado Inmobiliario? ¿A que no? ¿Han leído algo en la prensa al respecto en estos días? ¿A que no? Pues busquen en google y se encontrarán con las páginas de los "inversores" (que éstos sí que se enteran) frotándose las manos ante la nueva oportunidad de negocio que les ofrece este gran gobierno de los parias de la Tierra. Para nosotros, los que no pertenecemos a la insigne casta, dejan la noticia de que tal vez se mantenga la deducción de los 400 euros para rentas con bases imponibles de hasta 12.000 euros. Y nos ponemos tan contentos, sin pensar que una gran parte de quienes se mueven en ese nivel de renta ni siquiera presentan IRPF y casi nunca tienen retenciones suficientes para percibir los 400 euros. Lo que quiere decir, en la práctica, que haciendo uso de una técnica tributaria endiablada (reducción de retenciones y posterior deducción minorada en la declaración) los más afortunados recibirán sus 30 0 40 euros con 25 céntimos. Y ello cuando se opera sobre un impuesto con una tarifa progresiva que sencillamente podían haber variado para incrementar el pago de los más ricos, sin tanto lío. Total, para nosotros el chocolate del loro, como siempre.

Quedaría una duda más por resolver. Cabe esperar que los portavoces de la izquierda en el Congreso habrán tronado coléricos contra este nuevo privilegio fiscal para los ladrilleros. Pues lean, en la página web del Congreso, el diario de sesiones del día 15 de octubre, que es cuando se aprobó la ley, y ya si eso se ríen (o lloran) ustedes mismos.

Fuente: Kaosenlared.net
Ricardo Rodríguez (funcionario de la Agencia Tributaria)

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