Mientras prosigue el mercadeo electoral, y el gobierno repite el discurso de "aquí no hay crisis", los números no dejan lugar a dudas. Los precios de la cesta de la compra y de servicios básicos se han disparado en los últimos meses.El IPC oficial ha debido reconocer una carestía del 4,3% para 2007, la más alta en 12 años. Pero la subida real es muy superior y el Euribor, que marca el precio de las hipotecas, llegó en diciembre al índice más alto desde el año 2000.
La cesta de la compra subió entre 2001 (antes de implantarse el €uro) a 2007 un 43%. El IPC oficial marcó una subida en ese mismo período del 21,8%. El salario subío un 7,95% en ese tiempo.
El IPC es un dato tramposo, que no mide la realidad de las subidas de los bienes de primera necesidad comenzando porque en su elaboración no se tiene en cuenta entre otros, la vivienda, que consume gran parte de los ingresos de los trabajadores, y se introducen las rebajas para su cálculo.
Nos presentan la subida de precios como si fuera una "catástrofe natural", un fenómeno con vida propia del que no hay responsables y que es igual de perjudicial "para todos".
Pero la realidad es que mientras los efectos del cambio de ciclo económico se hacen sentir en las economías de las familias trabajadoras, en el salario que no llega a fin de mes, en el precio inalcanzable e insultante de las viviendas, en el cierre de empresas y el aumento del paro, la Banca y las grandes empresas siguen amasando fortunas. Banqueros y constructores han incrementado sus beneficios en un 73% en los últimos seis años. Del 2003 al 2007, el valor de las acciones de las veinte mayores empresas españolas pasó de 16.628 a 54.000 mill. de € . El Banco Santander declaró unos beneficios de 7.596 mill. de € y las seis constructoras cotizadas (ACS, Acciona, Sacyr, Ferrovial, FCC y OHL) obtuvieron un beneficio neto de 3.919,4 mill. de € durante los primeros 9 meses de 2007, duplicando los beneficios del 2006 (+96%) en el mismo periodo.
Por eso la lucha contra la carestía de la vida exige medidas en el sentido opuesto al que apuntan PSOE, PP y la patronal. Hace falta un aumento general de salarios.
Es necesario también rechazar la privatización desenfrenada de los servicios públicos como la Sanidad y la Educación que revierte directamente en el bolsillo de los trabajadores. Y por supuesto exigir una vivienda digna y accesible para tod@s.
Los trabajadores no podemos permanecer pasivos en espera del 9 de marzo, porque los que han gobernado en estos años o los que lo hicieron en la legislatura anterior no resolverán ni el problema de la vivienda, ni el de los bajos salarios, la precaridad o la carestía de la vida. No tenemos más confianza que en la lucha unida de la clase obrera y la juventud.
