domingo, 20 de abril de 2008

Dimes, diretes y otros dislates, textos breves de Jorge López Ave

"Los difusores y apólogos de este sistema han construido un juego tramposo. Así, para contraponer al socialismo de Cuba, por ejemplo, ponen sobre la mesa las luces de neón, el consumo, los colorines y las maravillas de las sociedades capitalistas opulentas, es decir, el tener cosas, o el sueño de tenerlas, como sinónimo de felicidad suma. Sin embargo, cuando se le recuerda que también es capitalismo Nigeria, Indonesia u Honduras, se hacen los distraídos, y cuando se le argumenta que, precisamente, el bienestar de parte de la población europea o de EEUU se debe al expolio del sur..."

Nacimiento del pragmatismo, EEUU encuesta
Me pregunto qué día y a qué hora nació el pragmatismo. Y lo hago porque la respuesta nos podría dar algunas claves para entender su éxito. Quizás, fuera la conjunción perfecta en ese instante, de astros, almas y espíritus, lo que hizo posible que este ismo llegase con tanta contundencia, y que se convirtiera en refugio seguro de millones de conciencias mal dormidas. Mientras aparece, seguiremos pregonando que no sería mala fecha el considerar el día en que el ejército de EEUU- en plena guerra fría-, hizo entre sus tropas un agudo y patriótico cuestionario, donde se inquiría, entre otras cosas, esta perla, “¿qué haría usted, valiente soldado del país más poderoso del mundo si la Unión Soviética invadiese EEUU?” Es cierto que la mayoría respondió lo esperado, esto fue, la patria, la democracia, y tal, pero lo que dejó boquiabiertos a los generales fue que un nada despreciable 14% aprovechase el anonimato para responder: “aprender ruso”.

Otra encuesta en Japón
Ahora, para encuesta reveladora la que en su día se le hizo a jóvenes y adolescentes japoneses. Quizás, influenciados por los valores capitalistas que sacudieron al país del yen tras la derrota en la segunda guerra mundial, pero lo cierto es que preguntados por quién había arrojado la bomba atómica sobre Hiroshima, una parte muy significativa respondió: la Unión Soviética. El razonamiento viene de la lógica más directa, si los comunistas son malos y lo que ocurrió en Hiroshima es lo más terrible de nuestra historia, quién sino los soviéticos han podido hacer algo así. Refiero la anécdota a un grupo de jóvenes aquí y ahora, y uno de ellos salta como un resorte “ah, ¿pero no fueron los comunistas?”.

Drogas
Es un superviviente. Quisieron acabar con él y lo metieron en la senda del heroína, se quedó sin familia, sin amigos, sin dinero, sin nada de nada, pero salió a flote. Cuando estaba rehaciéndose llegó la cocaína y otra vez a empezar, pero batalló durante seis años y salió. Lo único que no perdió en este tiempo fue su conciencia de clase, en los momentos más delirantes, increíblemente, mantuvo su orgullo de ser hijo de obreros. Por eso, desde esa atalaya que le dio la vida, no entiende las razones por las que alguna izquierda sigue considerando a las drogas como algo sujeto a la libertad de los individuos, y drogarse casi un logro social contra las costumbres burguesas, y no como un método perfecto del capitalismo para ejercer el control social por la vía del adormecimiento entre los más jóvenes. Es un mata rebeldías, un mecanismo útil para masacrar barrios humildes, familias de trabajadores, dice, y añade, ¿por qué no lo ven así muchos que se dicen de izquierdas?¿será el temor aque las revueltas sociales los lleven también a ellos hasta las cloacas de la historia?

La izquierda es internacionalismo
Viendo que las afinidades de las gentes de izquierda para con los temas y actualidades internacionales, es directamente proporcional al desacuerdo que existe en temas locales o nacionales, no sería mala cosa que se suprimieran éstos y no dedicáramos sólo a aquellos. En efecto, la causa palestina, polisaria, kurda, de los sin tierra brasileños, de los luchadores contra el apartheid en tantos sitios, de los zapatistas, de la revolución cubana y bolivariana en Venezuela, Bolivia o Ecuador, de los piqueteros, de las madres y abuelas de desaparecidos, de los independentistas puertorriqueños, de los comunistas nepalíes..., son ejemplos que, más allá de matices, unen. Pero cuando empezamos a focalizar la izquierda en temas cercanos surgen los problemas, los desacuerdos fratricidas, los apoyos perennes al "menos malo" para justificar lo imposible, las deudas personales pendientes, los liberados trepadores que acomodan el discurso para seguir ahí, los traidores disfrazados de pragmatismo, la distinta percepción, en suma, de la táctica y la estrategia o lo que es lo mismo, la condición humana educada en décadas de capitalismo. Ante esta realidad, ¿qué hacer?

Un diputado comunista
De profesión, obrero; de compromiso con sus ideas, diputado. El único comunista en la cámara pero no se amilana un ápice. No vive de la política, por ello, esa tarde acude al parlamento como siempre, con su viejo maletín donde guarda sus herramientas de trabajo con el que acudirá luego a su modesto taller. Al ser citado por el presidente de la cámara para que acceda al estrado e intervenga, sube con su maleta de obrero a cuestas. Ante esa eventualidad, el presidente le recuerda que sería más práctico que dejase el maletín en su banca de diputado, pero la respuesta es contundente. “Usted está loco, con la cantidad de ladrones que hay aquí”. Gran revuelo, diputados en pie encajando el golpe en medio de gritos, abucheos y silbidos hasta que vuelve el silencio, cesan los flashes y el presidente le pide que, más allá de la humorada, rectifique, pero él lo mira y le comenta en un tono casi íntimo, “no, pero si lo digo en serio, esto está lleno de ladrones, si están robando el país todos los días, fíjese lo que harían con mi maletín... si lo pierdo me arruinan”.


España e Italia
Que dos países con la trayectoria histórica antifascista de España e Italia se hayan quedado sin diputados de izquierda, amerita una reflexión sosegada. En este caso, proponemos dos, la primera es que es el resultado de apoyar a gobiernos socialdemócratas, de viajar en el mismo barco con ellos, luego, en las urnas, el grande fagocita al chico por aquello del voto útil para parar a la derecha (con la idea de que ellos, los socialdemócratas, no son derecha sino un reformismo progresista centrado y moderno, o algo así). Una y otra vez las organizaciones de izquierda caen en la misma piedra, pero el deseo de sus dirigentes de salir en televisión y provocar algún titular, y mantener viva así a la organización con inyecciones económicas provenientes del sistema, parece que puede más. Y una segunda, ligada al papel de los parlamentos en las sociedades contemporáneas, y como de un modo lento pero firme, cientos de miles de personas de izquierda, en especial jóvenes de barrios obreros, han dejado de ver a las llamadas “instituciones democráticas” como algo necesario en esto de la lucha de clases y cambiar las cosas sin tapujos ni enmiendas.

Un eslogan
Es seguro que no ha habido una frase nacida en una manifestación que resuma de un modo tan afortunado lo que nos sucede. “Lo llaman democracia y no lo es”, se grita a modo de consigna desde las pancartas, con la certeza de que a los padres de consensos, practicas de lo políticamente correcto, defensores y beneficiarios del sistema capitalista, la frase no les hace ni pizca de gracia. Porque negar desde la raíz la propia esencia de este tinglado, les hace daño, es una novedad que encajan mal porque usted, hasta ahora, estaba autorizado a poner un matiz, a proponer una reforma de una ley, a presentarse a las elecciones en un juego con las cartas más que marcadas y todo eso con una condición, para que no cuestionase la propia identidad del invento. Por eso, espetarle que esto no es democracia les enfurece y les desarma.


Pobres por merecimiento propio
Los difusores y apólogos de este sistema han construido un juego tramposo. Así, para contraponer al socialismo de Cuba, por ejemplo, ponen sobre la mesa las luces de neón, el consumo, los colorines y las maravillas de las sociedades capitalistas opulentas, es decir, el tener cosas, o el sueño de tenerlas, como sinónimo de felicidad suma. Sin embargo, cuando se le recuerda que también es capitalismo Nigeria, Indonesia u Honduras, se hacen los distraídos, y cuando se le argumenta que, precisamente, el bienestar de parte de la población europea o de EEUU se debe al expolio del sur, ponen cara de circunstancias, como diciendo que eso es muy complicado, una tesis indemostrable y, a la postre, que esos países son pobres porque tienen gobiernos ladrones, inservibles, no porque el sistema sea malo. El argumento les parece definitivo, si el capitalismo funciona en Francia y no en Haití, es problema de los haitianos no de los franceses. Si se dice que quién quita y pone gobiernos en el tercer mundo son, precisamente, multinacionales y gobiernos occidentales de acuerdo a sus intereses espurios e imperiales, se suele cambiar de tema, no sin antes darnos un consejo para que nos dejemos de trascendencias pesimistas y miremos la vida con más alegría, es decir, “a disfrutar que son dos días y los pobres...bueno, de eso ha habido siempre y ahora hay muchas ONG que ayudan” (sic).


Primo de Rivera
Quizás, el jerezano menos ilustre tiene una estatua con equino en el centro de la ciudad. En efecto, Miguel Primo de Rivera y Orbaneja fue un personaje siniestro, un dictador fascista que llegó al poder mediante un golpe de estado en 1923, apoyado por lo más reaccionario de la sociedad de entonces, después, eso sí, de haber gaseado al infiel en el norte de Marruecos. Por eso, aprovechando una remodelación de la plaza que lo soporta, jerezanos valientes juntaron firmas para que el caballo con el tal Primo de Rivera no volviese. Fue en vano, al acabar el parking subterráneo apareció el personaje como si tal cosa. Dado que la máxima regidora de la ciudad es ahora del PSOE (con el prurito progre que se le supone) fue invitada a que desalojase e higienizase la citada plaza de rémoras históricas. Pero su respuesta fue no y no, que Primo de Rivera está ahí muy bien. Comentado el suceso a un declarado votante de la socialdemocracia local dijo dos cosas, una, que no era un tema importante y dos, que si gobernasen los otros seguro que a la vera de Primo de Rivera colocarían a Franco y Hitler. Luego, por si los argumentos no convencían del todo, añadió de un modo menos retórico “anda ya chiquillo, sabe alguien acaso quién fue ese gachó, no mira usted a diario la cantidad de gente que se saca fotografías ahí.”

El argelino
Tampoco será el último que se vaya a dejar seducir por una sonrisa y unos ojos verdes. Es cierto que el viaje a Argelia sólo con pasaje de ida, es para los muy seducidos pero no hay peros que valgan en estas cosas. Hoy, casi veinte años después, sentado en una cafetería del centro, compartiendo un descafeinado de sobre, habla de Argelia con pasión, con amor. Me explica que parece un sin sentido que la misma organización que luchó por la independencia contra los franceses sea ahora un nido de corruptos, con una cúpula dirigente de millonarios envueltos en negocios como la exportación de gas a países como España. Un día, -me cuenta- la gente se hartó y votó al FIS. Era un grito desesperado pero los países europeos con intereses en las materias primas se pusieron muy nerviosos ante la eventualidad de quedarse sin gas y dieron un golpe de estado y dijeron a sus ciudadanos que era la lucha contra el terrorismo islámico. La democracia sólo vale si ganan ellos, dice. Luego me pregunta, observando pasar a la gente tras el escaparate, si los que caminan por la calle con tanta prisa serán conscientes de ello.

China
No abrazó el maoísmo por moda, como hicieron los de su generación tras ver por la tele los sucesos de Mayo del 68. Es más, jamás utilizó la palabra maoísmo, sino marxismo-leninismo pensamiento Mao Tse Tung, como era lo correcto. Tampoco pasó por su cabeza ahorrar para viajar a China a verlo en directo, le bastó que Mao acertara con la visión tan burocrática y alejada del socialismo cuando hablaba de la URSS y el llamado campo socialista o con la Revolución cultural contra vagos y traidores, asevera convencido. Ni la muerte del líder ni el acercamiento de la actual China a métodos capitalistas pueden con su ánimo. Sostiene que los chinos esparcidos en todo el planeta, y que se dedican a cosas como el comercio, atender restaurantes o a ser adoptados como niños, en cualquier momento serán convocados para actuar como un ejército disciplinado. Ve en cada chino un aliado de la revolución.

No hay comentarios:

cine social